Cosmos by Michel Onfray

Cosmos by Michel Onfray

autor:Michel Onfray [Onfray, Michel]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Filosofía
editor: ePubLibre
publicado: 2016-01-31T16:00:00+00:00


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Algunos han llamado a ese infierno, y realmente lo es, Treblinka. Los antiespecistas han creado la palabra especismo con una intención militante, a la manera de un creyente preocupado por la apologética. Se trata no tanto de ser justo y verosímil sino de ser eficaz, aun cuando a veces la justicia y la verdad deban dejarse a un lado. Pues, evidentemente, el especismo se construye como racismo y sexismo y, ¿quién querría ser racista o sexista? Hasta los defensores contemporáneos de las razas llamadas superiores o los falócratas y los misóginos más convencidos se niegan a asumirse como racistas y sexistas.

El racista discrimina a otras razas en nombre de la raza blanca, que sería superior a las demás; el sexista discrimina los dos sexos afirmando la existencia de un sexo débil; el especista procede de la misma manera y discrimina a los animales no humanos en un conjunto en el que el hombre se revela como un animal (casi) como los demás. El racismo remite al nazismo, a Hitler, a la solución final, a la Shoah; está asociado al sexismo del que dio prueba el nacionalsocialismo; de ahí, último desplazamiento, racismo, sexismo y especismo se presentan como tres facetas de una misma figura. En ese caso, ¿quién querría ser especista? Al lector de Singer y los suyos no le queda más que elegir entre el campo de los buenos, los antiespecistas, y el campo de los malos, los nazis; entre la santidad del vegetarianismo y los diabólicos comedores de carne asimilables a los paradigmas del mal occidental. Si como carne, «pedazos de no humanos sacrificados», para decirlo con las palabras de Singer (p. 13), soy cómplice de la Shoah.

Peter Singer, judío, hijo de deportados muertos a causa del régimen nacionalsocialista, apela a esta comparación que se vuelve razón: cuando fustiga, con toda justicia, la experimentación animal practicada como él pretende (perpetuos ejercicios de sadismo sin ningún beneficio para el descubrimiento científico), se desliza al nazismo y parece igualar todas las experiencias con animales, las buenas y las malas: echar champú en el ojo de un conejo para probar su nocividad y el protocolo de un nuevo tratamiento de quimioterapia, decapitar monos para medir el tiempo de supervivencia de las cabezas seccionadas y los tests quirúrgicos de nuevas técnicas operatorias.

¿Qué debemos pensar de algunos de los descubrimientos beneficiosos para los seres humanos que se han probado con animales? Tal el caso de la circulación de la sangre, el papel de la insulina en el tratamiento de la diabetes, la naturaleza viral de la poliomielitis, el desarrollo de la vacuna que permite erradicarla, el perfeccionamiento de técnicas quirúrgicas de bypass coronario, la comprensión de los mecanismos del sistema inmunológico para evitar el rechazo en los casos de trasplante cardíaco. Peter Singer pone en duda el rol decisivo de la experimentación animal en esos descubrimientos y luego agrega: «No tengo la intención de entrar en esta controversia» (p. 147). Sin embargo, de eso estamos hablando. El filósofo no apoya lo que llama «ética del aumento del conocimiento» (p.



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